La Revolución Rusa forma parte junto a la Francesa y a la Industrial, de la trilogía revolucionaria más influyente de la época contemporánea.
A mediados del siglo XIX, la Rusia zarista se encontraba en un estado de
feudalismo agrario. Las ciudades estaban poco desarrolladas. El
comercio era escaso y la industria prácticamente inexistente. La base de
la economía era la agricultura de la que vivía el 95 % de la población.
La tierra era propiedad del Estado y de los grandes terratenientes, y
los campesinos sólo eran siervos de estos señores, los cuales poseían
verdaderos feudos, heredados de sus antepasados o recibidos directamente
del soberano como premio por los servicios prestados. El señor tenía
derecho de vida y muerte sobre sus siervos, quienes además de trabajar
podían ser vendidos, castigados y martirizados.
Ya desde el siglo XVII los campesinos se sublevaban una y otra vez
contra sus amos en numerosas revueltas locales.
En 1905 Rusia pierde la guerra con Japón, y la oposición aprovecha la
situación de debilidad política para organizar una revuelta en
Petrogrado (San Petersburgo).
El zar reacciona disparando a los manifestantes, matando a más de 100
hombres y mujeres. Sin embargo, el soberano acepta la creación de una
especie de parlamento llamado Duma, aunque lo disolvió
automáticamente al verse presionado. Ni el zar ni los nobles estaban
dispuestos a ceder sus privilegios.
Rusia entró en la I Guerra Mundial, y el resultado fue una gran escasez
de comida y recursos. Los más perjudicados por esta situación eran los
campesinos explotados, los soldados sin trabajo y los obreros con
sueldos mínimos. Estos tres grupos se organizaron en toda la nación
formando los soviets, para crear la primera revolución socialista del mundo en 1917.
Nicolás II
La revolución culminó con la caída de Nicolás II y la formación de un
"gobierno provisional". Fue una revolución popular, espontánea y
prácticamente incruenta, provocada por las huelgas, movilizaciones y
amotinamientos civiles y militares. Una revolución de significación
liberal, conservadora o socialista moderada, llevada a cabo con la idea
de establecer en Rusia un régimen democrático.
El gobierno provisional anunció la amnistía para los presos políticos,
el reconocimiento del derecho a la huelga, la disolución de la policía
zarista y la abolición de los privilegios en razón de religión o
nacionalidad. Se convocó una Asamblea Constituyente por sufragio
universal y elecciones democráticas para los consejos municipales.
Pero aún así la revolución fue un fracaso.
En octubre de 1917, el Partido Bolchevique dirigido por Lenin,
tomó el poder y desvió la revolución hacia la dictadura y el
totalitarismo. El gobierno provisional cayó. Se iniciaba una guerra
civil que duraría 3 años.
Se nacionalizaron los bancos, el transporte y las grandes empresas, y se
obligó a los campesinos a entregar el excedente de su producción
agrícola; de esta manera se aseguraba el pan a la población durante la
guerra civil. La producción cayó, ya que los campesinos se negaron a
producir de más.
Lenin
Terminada la guerra, como el país se encontraba en una difícil situación
económica, Lenin aplica unas medidas para tratar de recomponer la
economía:
* Suspende la confiscación de grano.
* Permite la venta de los excedentes de producción.
* Cobra un nuevo impuesto en relación a la riqueza de cada campesino.
* Permite que cualquier ciudadano instale una pequeña
empresa, ya que las grandes siguen en manos del Estado.
En pocos años la economía se recupera y algunos campesinos se
enriquecen.
En 1922 Lenin sufre un ataque de apoplejía y se ve obligado a abandonar
el poder, lo que dio lugar a una lucha interna para reemplazarlo.
Después vendría el régimen de Stalin, pero eso ya es otra historia...